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Poder de soberanía: derecho de la espada (página 2)



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Por lo tanto, tras un primer ejercicio del poder sobre el
cuerpo que se produce en el modo de individualización,
obra un segundo ejercicio que es masificador. Surge así
una biopolítica de la especie humana a finales del siglo
XVIII y esta secunda a aquella anatomopolítica introducida
durante comienzos del mencionado siglo.

El desarrollo de
esta de esta nueva forma de poder, trajo consigo la
multiplicación de las disciplinas, tanto sobre las
instituciones
(las escuelas, los cuarteles) como sobre el aprendizaje,
la
educación y el orden de la sociedad. Por
el lado de las regulaciones surge el estudio de la población (demografía), de la riqueza y de la
duración probable de la vida humana.

De este modo, se produce una conjunción entre lo
biológico y lo político, no solo por medio de
prácticas sanitaristas, cuyo despliegue en el siglo XIX
marcará el momento culminante de este proceso, sino
por la instauración de complejas tecnologías de
control
biológico, anónimas, impersonales, tales como las
biometrías y otras grillas exhaustivas que
permitían la identificación y clasificación
de los sujetos conforme a la peligrosidad de ciertos
síntomas y enfermedades.

Foucault se pregunta cuál es el interés
central de esta nueva tecnología del poder,
esa biopolítica, ese biopoder que está
estableciéndose.

Los campos de
intervención

Dice que se trata de un conjunto de procesos de
natalidad, mortalidad y longevidad que asociados a cuestiones
económicas y políticas
se constituyeron en objetos de saber y las metas por las cuales
la biopolítica ejercería el control durante la
segunda mitad del siglo XVIII.

Comienza a aplicarse la medición estadística de los fenómenos
observados en la población: surgen las primeras
demografías. La natalidad empieza ser controlada y aparece
una política a
favor de la misma.

Dice el autor que no es tan solo un problema de
fecundidad sino que se tiene en cuenta al mismo tiempo el tema
de la morbilidad (si bien se la había tenido en cuenta en
los tiempos de las grandes epidemias medievales) en tanto las
endemias (enfermedades difíciles de erradicar por la
duración de las mismas a través del
tiempo).

A diferencia de las epidemias, las endemias eran
preocupantes por algo más que las causas de las muertes:
aquí el interés está puesto en los factores
que influyen en la "sustracción de fuerzas,
disminución del tiempo de trabajo,
reducción de las energías, costos
económicos, tanto por lo que deja de producirse como por
los cuidados que pueden requerir. En suma, la enfermedad como
fenómeno de población :ya no como la muerte
permanente que se abate brutalmente sobre la vida-la
epidemia-sino como la muerte
permanente, que se desliza en la vida, la carcome constantemente,
la disminuye y la debilita"[2]

La medicina tiene
a partir de este momento la función de
la higiene
pública, la coordinación de los cuidados sanitarios, la
información centralizada se normaliza y se
constituye en saber a los fines de educar y medicalizar a la
población.

El problema de la vejez como
etapa que produce incapacidad, marginación y
neutralización de los individuos comienza a preocupar, ya
que dentro de la industrialización capitalista estos
rasgos hacen que los miembros de la población ya no
produzcan y queden por fuera del sistema y que por
consiguiente provoquen gastos al
Estado.

Otro campo de intervención tiene que ver con los
accidentes, la
invalidez y las anomalías. La biopolítica procura
mecanismos institucionales asistenciales mucho más sutiles
que los de tiempos atrás. Mecanismos más
económicos y masivos asociados a la Iglesia.

Así también se interviene sobre la
población en relación a los ámbitos
geográficos: se estudian los climas, los ríos, las
consecuencias de residir cerca de pantanos ya que estos se
asociaban a las epidemias.

La ciudad cobra importancia en relación a la
salud poblacional
ya que no es un medio natural sino que ha sido creada
artificialmente y comienzan a aparecer problemas de
hacinamiento. Los efectos del medio son tenidos en cuenta a la
hora de planificar políticas sanitarias.

La población se halla ahora relacionada a la
problemática científico-política,
biológica y fundamentalmente en términos de poder.
Las masas son objeto de estudio así también como
sus manifestaciones colectivas que exhiben efectos
económicos y políticos.

Los fenómenos considerados aleatorios e
imprevisibles en el plano de lo individual, ya no lo serán
a nivel social porque se estudiarán las constantes de los
mismos y esencialmente su duración en el tiempo:
así serán denominados" fenómenos de
serie".

Esta naciente tecnología utilizará
mecanismos muy diferentes a los empleados por el poder
disciplinario. A la tecnología introducida por la
política, le será necesario prever, estimar
estadísticamente y medir globalmente tratando de no
modificar los fenómenos en el aspecto de lo particular
sino interviniendo en el nivel de las determinaciones de esos
fenómenos generales, en lo que tienen de
integral.[3]

Se tornará imprescindible transformar y hacer
descender los índices de morbilidad así como
extender la vida, para lo cual será necesario promover la
natalidad.

Al decir de Roberto Esposito y citando a Somit y S.A.
Peterson: "biopolítica, es un término
comúnmente usado para describir el enfoque de los
científicos políticos que se valen de conceptos
biológicos (en especial, la teoría
evolucionista darwiniana) y técnicas
de la
investigación biológica para estudiar,
explicar, predecir y a veces incluso prescribir el comportamiento
político
"[4]

Según el mencionado autor, biopolítica no
da cuenta "sólo o predominantemente, al modo en que desde
siempre, la política es tomada-limitada, comprimida,
determinada-por la vida, sino también, y sobre todo, al
modo en que la vida es aferrada, desafiada, penetrada por la
política"[5]

El bíopoder no se ejerce en forma
individualizada, ni le pertenece a ningún profesional de
la medicina o funcionario público en particular, sino que
se trata de un ejercicio anónimo que no es susceptible de
ser identificado o localizado, sino que su efecto se difunde a
través de una red muy compleja, por
medio de lo que Foucault
denominará "la capilaridad" de sus dispositivos, y que
atraviesan por igual, no sólo a quienes se lo aplica, sino
también a quienes se encargan de aplicarlo.

No obstante, esta gran maquinaria anónima posee
ciertas jerarquías, ciertos grados, por lo que es posible
generar efectos de supremacía y dominación en el
ejercicio del poder.

A medida que esta maquinaria se expandía y las
tareas se diversificaban y adquirían mayor complejidad las
religiosas encargadas del cuidado de los enfermos fueron
reemplazadas por personal
especializado provisto por el
Estado.

Así la división del trabajo
respondía a su vez a una nueva distribución del poder, que ahora
requería de nuevos saberes nuevas especialidades impuestas
por el crecimiento de aquella gran maquinaria de control ejercida
sobre los cuerpos.

Poder de
regulación

Se trata, dice Foucault de
establecer mecanismos reguladores, que en esa población
global con su campo aleatorio, puedan fijar un equilibrio,
mantener un promedio, establecer una especie de homeostasis,
asegurar compensaciones, en síntesis,
de instalar mecanismos de seguridad
alrededor de ese carácter aleatorio que es inherente a una
población de seres vivos: optimizar un estado de
vida:mecanismos como los disciplinarios, destinados en suma a
maximizar fuerzas y a extraerlas,pero que recorren caminos
diferentes. Puesto que aquí, a diferencia de las
disciplinas, no se trata de un adiestramiento
individual efectuado mediante un trabajo sobre el cuerpo
mismo.[6]

No tiene relación con un cuerpo individual como
lo estipula la disciplina, ni
de tomar al individuo en
el nivel del detalle sino por el contrario de operar mediante
mecanismos globales de modo tal que se obtengan estados de
equilibrio y regularidad, "de tomar en cuenta la vida, los
procesos biológicos del hombre-especie
y asegurar en ellos no una disciplina sino una
regularización".[7]

Declara Foucault que a diferencia del poder de soberanía que se sostenía en el
poder de hacer morir, dejar vivir, con esta nueva
tecnología del biopoder, la tecnología del poder
sobre la población surge como un poder de hacer vivir.
Este es un nuevo poder que lo llama de regularización y
cuya manifestación más notoria es la
descalificación progresiva de la muerte a tal punto, que
desde fines del siglo XVIII hasta la actualidad se han ido
perdiendo poco a poco los rituales y las ceremonias que
efectuaban las familias a sus deudos .La muerte pertenece a lo
privado y vergonzoso, se oculta.

Y esto refiere a un cambio en las
tecnologías de poder. No solo se ha maximizado la vida
sino que el poder no se ejerce ya sobre la muerte sino sobre la
mortalidad .El poder deja de conocer a la muerte y la abandona.
Para el bíopoder lo importante es la preponderancia de la
vida y el derecho de intervenir sobre ella estableciendo la
manera de vivir y el cómo vivir.

Articulación del mecanismo disciplinario y el
mecanismo de regulación

Foucault propone que el mecanismo disciplinario y el de
regularización son dos conjuntos de
diferentes niveles, por lo cual ambos se articulan uno sobre
otro. Son dos series: cuerpo-organismo-disciplina-instituciones y
población-procesos biológicos-mecanismos
regularizadores-Estado. La organodisciplina de la
institución y por otro lado un conjunto biológico y
estatal: la biorregulación por el Estado.

Dice que la policía es a la vez un aparato de
disciplina y de Estado ya que no es absoluta esta
oposición por cuanto las disciplinas tienden a desbordar
el marco institucional y local donde se hallan contenidas.
Así también sucede en instituciones subestatales
como las instituciones médicas, las cajas de socorros
mutuos, los seguros,
etc.

Cita algunos ejemplos para mostrar esta
articulación: la ciudad obrera del siglo XIX y su
disposición espacial premeditada. Allí donde los
cuerpos son diagramados en el recorte de la ciudad se observan
los mecanismos disciplinarios de control del cuerpo, las familias
son encontradas cada una en su casa y los componentes de las
mismas cada uno en su cuarto. Dice que es una especie de control
policial espontáneo que se ejerce por causa de la misma
disposición espacial operada sobre los individuos de dicha
ciudad.

Otros mecanismos reguladores que operan sobre la
población como tal, tienen incidencia sobre la conducta de
individuo como el ahorro,
seguros de enfermedad o vejez, reglas de higiene, indicaciones
sobre la sexualidad, la
procreación, higiene sobre las familias, cuidados
brindados a los niños,
la escolaridad, etc. Así se articulan los mecanismos
disciplinarios y los mecanismos de
regularización.

Albano afirma que "gracias a su potencia
disciplinaria, el bíopoder ha fortalecido el crecimiento
económico promovido por el capitalismo.
Si por una parte el aparato estatal ha mantenido las relaciones
de producción básicas, parece bastante
claro que los mecanismos de poder inventados por el
bíopoder que están presentes en todos los estratos
de la sociedad, han actuado en el proceso económico y en
el ordenamiento de la sociedad moderna y
contemporánea.

Estos mecanismos no solo han permitido la
acumulación de capital, sino
que han generado una moral
ascética fundada en el trabajo y
la maximización de la eficiencia
productiva"[8]

La sexualidad: encrucijada del cuerpo y la
población

El concepto de
sexualidad comenzó a construirse a comienzos del siglo
XVIII. En sus inicios se asociaba a las preocupaciones por la
salud y el estado sanitario de la población, en el marco
general de una preocupación por la vida. Surgieron
diferentes categorías fuertemente impactadas por la
valoración moral ligadas al discurso
religioso. Por ejemplo "perverso" se asocia más a una
valoración moral que a una constatación
empírica o diagnóstica. Entonces "el perverso" se
clasifica en relación a una norma que se desvía: se
aprecia el impacto del bíopoder sobre las
categorías sexuales.

Sien embargo el trabajo de detallado de los
demógrafos,
administradores públicos, la policía; hizo posible
la investigación empírica de los
diversos comportamientos sexuales, la prostitución, y las enfermedades asociadas
a tales prácticas. Así el sexo se
transforma en un asunto administrativo, un objeto de
interés público y de la policía.

Foucault se pregunta por la importancia
estratégica de la sexualidad en el siglo XIX. Le atribuye
varias razones a la misma pero le interesa establecer que la
sexualidad es objeto de un control disciplinario,
individualizador, en forma de vigilancia permanente (se han hecho
campañas contra la masturbación infantil desde el
siglo XVIII al siglo XIX y en éstas la familia y
la escuela han
operado como agentes disciplinadores). Esto en el plano
individualizador. Por otro lado, la sexualidad tiene
consecuencias sobre la procreación ya que influye sobre la
población. Por lo tanto le concierne tanto a la disciplina
como a la regularización. Dice el autor que la sexualidad
está "exactamente en la encrucijada del cuerpo y la
población".[9]

 

 

Alicia Susana Bruno

[1] Sergio Albano:"Michel Foucault, Glosario de
aplicaciones"Buenos Aires,
Quadrata, 2005, Pág.81.

[2] Michel Foucault:"Defender la
sociedad"Buenos Aires, FCE, 2000.Clase del
17/3/76.Pág.221.

[3] Ob.Cit.Pág.223

[4] Roberto Esposito:
Bíos.Biopolítica y filosofía, Buenos Aires, Amorrortu, 2006,
Pág.40.

[5] Ob.Cit.Pág.51

[6] Michel Foucault:"Defender la sociedad"
Buenos Aires, FCE, 2000.Clase del 17/3/76.Pág.223.

[7] Ibiden

[8] Sergio Albano:"Michel Foucault.Glosario
de aplicaciones"Buenos Aires, Quadrata, 2005.Pág.60.

[9] Michel Foucault"Defender la
sociedad"Buenos Aires, CEF, 2000.Clase del
17/3/76.Pág.227.

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